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El diseño de las salas también aporta al aprendizaje escolar

junio 7th, 2016 | by admin
El diseño de las salas también aporta al aprendizaje escolar
Tecnología
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Se trata de una tendencia que crece con fuerza en países desarrollados y en la que colaboran arquitectos, diseñadores y profesores. En Chile ya se han dado algunas primeras aproximaciones.

Salas en las que no hay paredes y los pupitres no se ordenan en filas ni frente a un pizarrón; espacios llenos de colores y formas que invitan a la creatividad y al movimiento… Características como estas son algunas de las innovaciones que desde hace unos años se vienen incorporando en escuelas de Europa, Asia y EE.UU., como una forma de incentivar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Una tendencia en la que colaboran arquitectos, diseñadores y maestros, y en la que el trabajo de la diseñadora holandesa Rosan Bosch es uno de los más reconocibles: más de una decena de colegios construidos en Dinamarca, Suecia y España, o en ciudades como Abu Dabi.

«Enseñar a los niños a interesarse por aprender significa crear una experiencia personalizada y diferenciada que apoye y ayude a desarrollar sus capacidades individuales», dice Bosch a «El Mercurio» desde su estudio, en Copenhague.

Con ese propósito, propone espacios colectivos eliminando, en la medida de lo posible, las paredes y jugando con el mobiliario. Espacios en los que el niño decide dónde quiere aprender. Para ella, «el ambiente es un profesor más».

Fue su experiencia como madre de dos niños la que la llevó hace una década a repensar el tema. «Enviarlos al colegio fue desalentador y decepcionante. La escuela debe ser inspiradora y entretenida».

A su juicio, las escuelas modernas tienen que adaptarse al hecho de que todos somos diferentes, y el diseño del espacio puede cambiar el modo de pensar y funcionar.

Consciente de ello, se abocó a proyectos en los que fue agregando formas, colores y nuevos espacios, que pronto fueron imitados en otros lugares y han contribuido al debate. Una discusión que implica cambiar la forma como tradicionalmente están concebidas las aulas y las clases, en las que los niños llegan, se sientan y se limitan a escuchar y a hacer lo que dice el profesor.

Kattia Muñoz, académica del Centro de Investigación en Educación de la Universidad de los Andes, cuenta que actualmente se está replanteando esta dinámica, y rediseñar las salas es parte de ello.

«Se toman como modelo los jardines infantiles, en donde hay un mayor trabajo con el espacio». De hecho, pasar de la enseñanza preescolar a la básica es una transición potente para muchos niños. «Ellos no se sienten parte de la sala, y eso pasa con frecuencia en Chile».

Por ello, a nivel internacional «hay consenso en la necesidad de flexibilizar el interior de las salas; eso significa que los niños tengan espacios que incluyan cosas y elementos ajustables según lo que quieren aprender. El niño pasa a ser el principal actor de la sala, y no el profesor, quien asume un rol de facilitador del conocimiento», precisa.

Un gran desafío para los docentes es lograr el aprendizaje colaborativo, donde los alumnos aprenden interactuando entre sí.

«Es un proceso largo, pero muchos profesores ya lo hacen. Hay una disposición para ello; lo clave es darles un sentido a las cosas que están en el aula», comenta Sebastián Howard, doctor en Educación y secretario Académico del doctorado en Educación de la Universidad Diego Portales.

«El espacio es una condición: el aprendizaje que se logra depende de dónde y cómo se genere. El espacio en que se desarrolla la actividad de enseñanza condiciona lo que allí se consigue», precisa.

En Chile ya hay experiencias que apuntan en este sentido, tanto a nivel privado como municipalizado. Kattia Muñoz participó el año pasado en una intervención en Buin, en la cual desarrollaron pequeños rincones de lectura en la sala, en donde los niños podían escoger qué leer.

«El espacio, la cantidad de niños por curso y el número de profesores en la sala es un tema importante; pero se pueden hacer cambios no tan radicales. Hemos sido lentos para adaptar esta tendencia», estima Howard.

Rosan Bosch concuerda en que no hay una fórmula única, sino que cada escuela tiene que trabajar para encontrar la suya. «Lo ideal es generar una cantidad de espacios diferentes, para proveer los mejores marcos posibles para favorecer el aprendizaje».

«El espacio físico influye en la manera en que pensamos, sentimos y actuamos; por ello, el diseño puede jugar un rol crucial y favorecer la experiencia de aprendizaje de profesores y alumnos». Susan Bosch Diseñadora holandesa»

Fuente: Economía y Negocios.

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