Nuevo frente de atraque por US$ 500 millones ya fue licitado y está en fase de estudio de impacto ambiental.
Así concluye el estudio encargado por el Estado de Chile a solicitud de la Unesco. Su autor, el colombiano Juan Isaza, dijo que efecto «no es posible de mitigar».
La pérdida del atractivo para observar los fuegos artificiales desde el plan de Valparaíso durante las fiestas de Año Nuevo es uno de los efectos «irreversibles» que detectó el Estudio de Impacto Patrimonial (EIP) a la construcción del nuevo frente de atraque en el puerto (Terminal 2) y que el Gobierno encargó, a petición de la Unesco, al experto colombiano Juan Luis Isaza.
Los efectos más graves dicen relación con el trazado y el espacio público del sitio declarado Patrimonio de la Humanidad. Según el informe, la expansión alterará las relaciones visuales, incidiendo en su carácter de anfiteatro y en la vista al mar.
Los resultados del estudio fueron dados a conocer ayer por el Gobierno, con seis meses de retraso en relación al plazo fijado inicialmente. El estudio tiene por objeto dimensionar los efectos tanto del proyecto de expansión portuaria como el del mall en Puerto Barón en el sitio declarado Patrimonio Mundial.
Sus resultados fueron entregados por su propio autor, el consultor internacional y ex director de Patrimonio del ministerio de Cultura de Colombia, Juan Luis Isaza, quien en relación a la expansión portuaria, fue tajante: «El T2 generará un impacto alto, permanente e irreversible que en concepto del presente EIP no es posible mitigar».
Las palabras de Isaza fueron recibidas con aplausos por representantes del Colegio de Arquitectos y dirigentes sociales opositores al proyecto que la Empresa Portuaria de Valparaíso licitó a la empresa Terminal Cerros de Valparaíso (Tcval).
También existen otros dos proyectos de expansión portuaria: San Mateo y Yolanda.
El Terminal 2 busca construir un nuevo frente de atraque de 725 metros lineales que permita atender simultáneamente dos barcos súper post Panamax y mantener la competitividad del terminal marítimo frente a los retos que impone la ampliación del canal de Panamá. Con un costo de US$ 500 millones, el proyecto está hoy en fase de estudio de impacto ambiental.
Se trata de una nueva explanada que se interna 185 metros al mar justo frente a la zona declarada Patrimonio de la Humanidad. Genera allí una superficie de 13,6 hectáreas destinada a acopiar contenedores lo que para sus detractores se convertirán en un muro que se interpondrá entre el sitio valorado por la Unesco y el mar.
Las conclusiones dan la razón, pues indican que la explanada se convertirá en una barrera infranqueable de gran altura cerca del borde costero y generará un paisaje poco amable.
El intendente Gabriel Aldoney señaló ayer que el proyecto de «todas formas» se llevará a cabo, y aunque los impactos no son posibles de mitigar, la Empresa Portuaria de Valparaíso y Tcval están diseñando «compensaciones». «Se trata de paseos urbanos en torno al terminal que permiten incorporar la actividad portuaria a la ciudad así como nuevos miradores», dijo.
El intendente descartó que persistir en el proyecto se arriesgue la condición de Patrimonio de la Humanidad de Valparaíso, sino más bien hay que poner acento en la falta de gestión y el estado de abandono que presentan varios sectores del sitio. Ello también fue destacado por Isaza, quien acusó falta de preocupación para mantenerlo adecuadamente calificando su estado de «calamitoso».
Sobre el mall en Barón, el informe concluyó que su impacto sobre el sitio de Patrimonio Mundial es «leve, cuando no neutro».
«No hay un peligro inmediato (pasar a la categoría de patrimonio en peligro). Debemos hacer nuestros descargos».
ANGEL CABEZA,
VICEPRESIDENTE DEL CONSEJO DE MONUMENTOS
«(Del estado calamitoso) podemos hablar del Mercado Puerto, del edificio Subercaseaux, de los que se han incendiado recién».
JUAN LUIS ISAZA, EXPERTO COLOMBIANO
Fuente: Economía y Negocios.
Increíble como se trata de imponer el interés económico por sobre los valores históricos y sociales, que hasta el Intendente, representante del gobierno, se hace parte de este abuso inconmensurable. Soluciones hay, si son más costosas, tal vez, pero lo que se pierde sobretodo es la oportunidad de mejorar y preservar nuestra sensible patrimonio. La escala del puerto que tenía el siglo XIX ya no es la misma de hoy, ver la bahía llena de hermosos veleros y clipers de madera, que competían en elegancia y velocidad para alcanzar sus puertos, contra un murallón de horribles contenedores y gigantescos barcos que los trasladan, son heridas que no cierran,… luego no reclamen porque la gente sobrepasa los marcos de diálogos y se toma las calles. Chile carece desesperadamente de líderes!!!… Víctor Calderón – Arquitecto.