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Odebrecht: el gigante de la construcción ligado a la corrupción que golpea a Brasil

marzo 16th, 2016 | by admin
Odebrecht: el gigante de la construcción ligado a la corrupción que golpea a Brasil
Internacional
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Aunque los proyectos en marcha deberían mantener estables los ingresos de esta constructora, el futuro es incierto: el gobierno brasileño suspendió nuevos proyectos con la empresa hasta que termine la investigación.

Con presencia en 27 países, 294 proyectos en el mundo y más de 300 compañías en 14 diferentes sectores que conforman el grupo, la brasileña Odebrecht SA es la firma de ingeniería y construcción más grande de la región. La compañía saltó a la palestra por estar involucrada en uno de los mayores escándalos políticos de Brasil y, de hecho, su ex presidente, Marcelo Odebrecht, fue condenado la semana pasada a 19 años de cárcel.

Fundada en 1944 por el ingeniero Norberto Odebrecht, abuelo de Marcelo, la constructora tuvo una estrategia agresiva de crecimiento en los ‘70 en América Latina, con la firma de contratos para trabajar en proyectos hidroeléctricos en Perú y Chile. El proceso se consolidó en los últimos años cuando la empresa ganó decenas de contratos en el hemisferio, incluso en EEUU.

De acuerdo con el ranking anual de multilatinas elaborado por la revista América Economía, el año pasado la compañía ocupó el lugar 28 entre las empresas más grandes de la región, con ventas por US$2.582 millones en 2014, de los cuales el 44% proviene del exterior. La compañía además cuenta con 125.750 empleados, de los cuales el 32% trabaja en el extranjero. Según Forbes Brasil 2014, la familia Odebrecht ocupa la posición número ocho de la lista de millonarios brasileños, con una fortuna calculada en US$4.500 millones.

La firma -que no está abierta a bolsa- cuenta con una cartera global de obras que incluye el estadio donde juega el equipo de básquetbol Miami Heat (una iniciativa de US$200 millones), un proyecto portuario de US$1.000 millones en Cuba y una de las mayores represas hidroeléctricas de África, en Angola. Asimismo, logró crecer en América Latina en los últimos años abarcando desde una central hidroeléctrica en la Patagonia argentina hasta un complejo petroquímico en México.

El problema

La empresa forma parte del selecto grupo de multinacionales brasileñas que han prosperado gracias a su habilidad para transformar sus conexiones con el gobierno en contratos públicos, financiamiento estatal y subsidios de los contribuyentes.

“Con las investigaciones, los empresarios y políticos en general se están dando cuenta de que hay altas probabilidades de que sean identificados y castigados por prácticas corruptas. En el pasado, muchas firmas usaban sus conexiones con el sistema político para conseguir protección, contratos o subsidios. Cuando hay una opción elevada de un castigo efectivo, el riesgo de caer en esas prácticas se vuelve más relevante. Adicionalmente, los beneficios de esas prácticas corruptas también han disminuido. Esto es porque el gobierno brasileño se encuentra en un momento de recesión económica, por lo tanto, tienen menos dinero para distribuir al sector de negocios con fuertes subsidios y sabrosos contratos y acuerdos”, dijo a PULSO Sergio Lazzarini, profesor de la escuela de negocios Insper de São Paulo.

Según el último informe anual de Odebrecht la firma reportó en 2014 un EBITDA de 14.879 millones de reales (US$4.119 millones) y una ganancia neta de 498 millones de reales (US$138 millones).

Sin embargo, según analistas, los problemas de la empresa, uno de los mayores empleadores de Brasil, han exacerbado la crisis. La construcción en Brasil cayó 8,4% en los primeros nueve meses de 2015, contribuyendo a la peor recesión en 25 años.

Aunque los proyectos en marcha deberían mantener estables los ingresos de la firma, el futuro es incierto: Petrobras ha prohibido nuevos contratos con Odebrecht y el gobierno brasileño suspendió nuevos negocios con la empresa de construcción hasta que culmine la investigación.

La firma ha construido en Brasil carreteras, astilleros, aeropuertos, estaciones de metro y recintos para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro. “Más que una empresa, son un símbolo del Brasil moderno”, consigna Thiago de Aragão, de la consultora Arko Advice.

 

Fuente: Pulso.

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