Advierte que el Puerto de Gran Escala corre el riesgo de no llegar a tiempo. Además, agrega que se han tomado medidas para evitar un nuevo conflicto portuario.
Para José Luis Mardones, presidente del directorio de la Empresa Portuaria de San Antonio (EPSA), el desempeño del recinto portuario y sus concesiones en 2015 fue positivo. Creció en 5,1% la cantidad de toneladas transferidas a noviembre; se invirtieron US$ 480 millones en Puerto Central (ligado al Grupo Matte) y US$ 100 millones en STI (ligado al Grupo Luksic), y obras de dragado por US$ 40 millones. Sin embargo, advierte que el problema latente es la estrechez que enfrentará el sector a 2023.
¿Cómo anduvo el comercio exterior en 2015?
Estamos volviendo al nivel de 2013. Hemos tenido un crecimiento de 5% respecto de 2014. Este 2016 esperamos un crecimiento que irá más allá del PIB, porque hay mayor oferta dado que Puerto Central terminó su fase 1a, que es el Espigón Muelle, y que STI está alargando su muelle. Tenemos más capacidad, pasamos de 6 grúas a 12.
¿Cómo ven el futuro?
De aquí a 2018 duplicaremos la capacidad, mucho antes de que empiece el Puerto de Gran Escala (PGE), pasando de un millón y medio de toneladas de capacidad nominal, a tres millones. Estamos preocupados. Transportes está dirigiendo un estudio logístico de la macrozona central, donde además de los puertos están las carreteras y los ferrocarriles.
¿Es coincidente el crecimiento estimado para el país con el aumento de capacidad portuaria?
Aún con las tasas moderadas de expansión, sobre 2%, nuestras estimaciones de demanda nos indican que a este ritmo ya, y a pesar de la mayor oferta, vamos a estar con problemas de estrechez en el año 2023.
¿En capacidad portuaria?
En capacidad portuaria en relación a la demanda. El PGE está proyectado para 2026, y muchos decían que quizás no se necesite para 2026, sino que para 2028. Pero los resultados de nuestros análisis indican que necesitaríamos adelantar en tres años el PGE, cosa que no es factible de hacer.
¿Qué puede hacer en ese lapso?
Hay que estudiar un plan b. Hay que ver qué se hace para que el comercio exterior esté bien atendido. Esto, sumando todos los puertos de la zona central, con todos los planes de crecimiento funcionando. Tenemos que ser cuidadosos de no atrasarnos con Puerto Central, y estudiar medidas de mitigación.
¿Van al día con las obras programadas para San Antonio?
Adelantados incluso. Puerto Central está entrando con un año de anticipación en su fase 1a, y ya está iniciando la fase 1b, que también estará adelantada respecto de los plazos comprometidos.
A su juicio ¿ha existido un descuido en temas portuarios?
Hubo una etapa en la que aprovechamos la infraestructura existente. El primer ciclo de concesiones se hizo en 1999, se pasó a un modelo de grandes grúas, inversiones, y aumento de productividad. La segunda etapa involucró la licitación de Tcval en Valparaíso y de Espigón Costanera en San Antonio. La diferencia de esas dos fases con esta tercera es que existía infraestructura. Ahora hay que hacer un puerto nuevo, más grande, nuevas obras de abrigo.
¿San Antonio es candidato a quedarse con gran parte del PGE?
Pensamos que sí. Tiene la posibilidad de hacer algo más grande y con más economías de escala, tiene el apoyo de la ciudad, que es industrial. Naturalmente Valparaíso va a tener su crecimiento también. Lo vería como un sistema integrado. Mirado esto desde China, son como terminales de un mismo puerto. Hay que hacer una optimización conjunta, y no estar en este conflicto sobre en qué terminal se desarrolla primero.
¿Sería conveniente conocer las fechas del PGE con anticipación?
El ministro ha señalado que estos estudios están por terminar. Ya comunicaremos los resultados de nuestros propios estudios. Los anuncios serán globales, y le corresponde a una autoridad.
¿Y que tienen que hacer ustedes?
Estamos haciendo la ingeniería básica de todo el proyecto. Estamos en estudio de la parrilla ferroviaria, la conexión intermodal con Santiago. Después esperamos avanzar con la ingeniería de detalle. Además, estamos en la línea base ambiental, y realizando el estudio de impacto ambiental, y estamos empezando el proceso de análisis que tenemos que llevar al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia antes de licitar.
¿De cuanta inversión hablamos?
Respecto de las obras de abrigo, estimamos un costo de US$ 800 millones, y nuestra primera inclinación es que será financiado por Epsa, y va a ser pagado con la tarifa de uso de puerto cuando el puerto esté operando. El mismo movimiento futuro de naves será capaz de financiarlo. Después tenemos dos fases, la primera, será de US$ 1.000 millones, y una segunda, por el mismo monto.
Ya es una tradición que se produzcan conflictos en San Antonio en enero. ¿Tienen algún plan de contingencia?
La coordinación más importante es tener buenas relaciones con los trabajadores. Hay que trabajar con ellos para encausar lo anterior a través de mesas de diálogo. Hemos estado haciendo de vínculo entre sindicatos y empresas concesionarias. Nadie puede anticipar nada, pero pensamos que se han tomado las medidas para garantizar que las inquietudes se canalicen de manera adecuada.
¿La contratación de trabajadores es la herramienta para frenar estas movilizaciones?
Esto tiene una proyección histórica. En puertos muy pequeños, que reciben una nave cada cierto tiempo, es natural que no hayan muchos trabajadores permanentes. Pero en puertos grandes, principalmente con manejo de containers, con grandes grúas, camiones, requieres personal especializado, que tiene una relación permanente con la empresa.
¿No descarta movilizaciones este verano?
No, eso es imposible. En la industria hay negociaciones colectivas, paros y amenazas de paro. Pero el sistema portuario, que tenía un sistema muy precario, está avanzando hacia otras industrias.
Fuente: La Tercera
