Por Nathaly Lepe D. / Fotografías Mauricio Escalona Photography
Junto con la formación de Santiago, se creó un barrio que aunque ha sufrido cambios, puede identificarse fácilmente por sus hitos. La Chimba surgió de la mano con la capital en la época de la colonia. Un sector dedicado a labores agrícolas y poblado desde el periodo prehispánico por familias indígenas.
La palabra Chimba proviene del vocablo quechua “chimpa” que significa terreno a la otra banda del río. Y fue ahí donde siguió creciendo este barrio que nació en la rivera norte del Mapocho como un caserío espontáneo, que sirvió, tal como en el resto de las ciudades latinoamericanas para instalar las quintas de recreo y los lugares de esparcimiento de la ciudad.
El rígido trazado urbano de Santiago dejó aislado a este espacio que debió encontrar la manera de integrarse a esta nueva ciudad. Así nació una ruta llamada Caminos del Salto –actual avenida Recoleta- por el salto que había que dar al Mapocho para llegar a él. Por este lugar se podían enviar los productos de las chacras ubicadas en el sector del Salto, entre los cerros Blanco y San Cristóbal.
Con el tiempo, a estos asentamientos indígenas, dedicados a la servidumbre, se fueron sumando los artesanos. Y luego, por la tranquilidad y el aislamiento de la zona, se incorporaron conventos y monasterios que aún, en medio de un mundo en constante movimiento, reposan sin prisa.
En 1647 se fundó la Recoleta Franciscana; en 1747 se instaló la Recoleta Dominica y en 1770 se construyó el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de San Rafael. Con el paso del tiempo y para minimizar su aislamiento, en 1772 se comenzó a construir el Puente de Calicanto para unir las dos riveras del Mapocho, sólo conectadas por un puente de madera.
El barrio comprendía, a fines del siglo XVIII, desde la calle de la Recoleta hacia el oriente, reduciéndose a una sola callejuela de desvencijados portones y “animada vida interior”. La calle de la Chimba, como se llamaba, es actualmente Dardignac.
La avenida de la Recoleta era un camino que venía de un lugar denominado “El Salto”, en dirección al río, atravesando chacras, orillando pequeñas huertas de hortalizas.
La calle se ensanchaba desde el cerro de Monserrat, a cuyos pies se levantaba una capilla al frente de una bien plantada viña, rodeada de huertos y naranjos, que ocupaba todo lo que es ahora el cementerio. De aquí vino el nombre de Viñita, una parroquia al cuidado de un padre dominico. Una iglesia que sigue en pie y que se ha transformado en un hito de la comuna de Recoleta.
Actualmente, existe en la comuna de Recoleta una población marginal denominada popularmente como La Chimba, emplazada en el triángulo formado por las avenidas Dorsal, El Guanaco y Diagonal Cardenal Caro.
Los asentamientos originales ya no existen, pero aún así la característica de esta parte de Santiago parece seguir siendo la misma, un espacio de comercio y entretención al otro lado del río.
Tal como en todas las ciudades, existe un barrio que posee una existencia particular tanto por su historia como por sus habitantes y visitantes que, con el paso del tiempo y las generaciones van transformando un espacio en un hábitat según sus propias necesidades.
Bellavista, Patronato y Mapocho tienen esa característica, ser un área con innumerables cambios sociales, económicos y culturales, que sigue manteniendo un fin singular que es brindarle a sus visitantes servicios variados, tanto en gastronomía, entretención y comercio.
Por el puente Pío Nono se llega al barrio Bellavista. Un par de cuadras, divididas entre las comunas de Providencia y Recoleta que ofrece diferentes alternativas de restaurantes de diversas propuestas gastronómicas, junto a talleres de arte (cerámica, pintura, grabado, etc.) y salas de teatro.
Este barrio posee una activa vida nocturna, pero también actividades familiares ya que durante el día se puede llegar al cerro San Cristóbal que, con 880 metros de altura, ofrece una vista panorámica de la ciudad.
Al barrio Patronato y Mapocho se llega caminando por Dardignac hacia el oeste. El primero es conocido como un “barrio comercial y cosmopolita” por la cantidad de locales donde se comercia todo tipo de vestimenta con una importante presencia de comerciantes chinos y árabes, además de una creciente participación de diseñadores jóvenes chilenos.
El Barrio Mapocho, en tanto, puede catalogarse como una galería arquitectónica, con construcciones de fines del siglo XIX. Se caracteriza por concentrar lugares de encuentro con gran tradición popular. La Vega Central es una de las ferias más grande de Santiago pues abastece a gran parte de la zona norte y centro de la capital.
Allí se puede recorrer la Estación Mapocho, antigua estación de trenes convertida en un importante Centro Cultural. El Mercado Central, edificio inaugurado en 1872 y declarado monumento histórico en 1984.
Y un emblema del barrio es La Piojera “bar 100% chileno” ubicado a la salida del metro Cal y Canto. Este local es un digno representante de la cultura popular chilena, pues desde 1916 acoge a la gama más variada de los habitantes de la ciudad de Santiago y visitantes que llegaban a La Chimba buscando un lugar donde vivir o tan sólo donde divertirse.