Desde productos basados en nanopartículas de cobre, hasta tecnología que permite una nueva definición de la industria audiovisual, este mercado tiene a varios entusiastas en Chile, quienes ya están comenzando a crear empresas y exportar productos.
LA falsificación es uno de los principales problemas modernos. Para buscar una solución, Santiago Labspace, del Instituto de Investigación Austral, creó Q4 NanoSystems, tecnología que crea códigos químicos que actúan como marca de fidelidad en diversos productos.
Q4 NanoSystems es parte de un racimo de iniciativas locales que pretenden crear una industria de nanotecnología en Chile. Si bien es bastante transversal, la mayoría de los proyectos nacionales están enfocados a la agricultura, construcción y a elementos derivados del cobre.
A nivel mundial se estima que existen más de 2.500 empresas relacionadas con la producción y/o comercialización de nanotecnología. Para ser considerada como tal, los proyectos deben utilizar partículas de un tamaño que varía entre 1 y 100 nanómetros, según el estándar internacional. Un cabello humano mide aproximadamente 80.000 nanómetros. O sea, es absolutamente imperceptible por el ojo humano.
Ventajas de Chile
En un principio, el entusiasmo por esta disciplina que mezcla biotecnología con informática comenzó básicamente por las universidades, mediante sus incubadoras y fondos científicos, lo que está llevando a la creación de empresas que se están haciendo su lugar en el mercado. Incluso, ya hay compañías como Plasticopper y Nanotec Chile que están exportando nanotecnología.
En el caso de Nanotec Chile por ejemplo, crearon una línea de productos con propiedades biocidas derivadas del cobre como el “cobre gel” para higiene de manos, que es el único en no utilizar al alcohol (el que en ocasiones irrita la piel). También fabricaron textiles con nanotecnología como toallas antibacterianas y una serie de diferentes aditivos. “Es cierto que EEUU, Europa y Japón son los países más avanzados en nanotecnología y nanoproductos, pero al momento de encontrar riquezas naturales tenemos ventajas tanto comparativas, como competitivas, y debiéramos ser los ganadores”, comenta Patricio Jarpa, gerente general de Nanotec Chile.
Dentro de las paredes de la Universidad de Santiago de Chile, la científica María José Galotto desarrolló una nueva tecnología que permite mejorar la conservación de los alimentos de exportación y alargar su vida útil hasta en un 30%, mediante la incorporación de nanopartículas en la elaboración de envases activos. Estas moléculas son extraídas de frutos como maqui, murtilla y calafate que inhiben el crecimiento de bacterias y retardan el proceso de oxidación.
“La idea es incorporar en envases de alimentos sustancias que ejerzan un efecto beneficioso sobre el contenido. Por ejemplo, materias antimicrobianas o antioxidantes que se vayan liberando durante el tiempo que el alimento está envasado y que hagan que éste dure más y adquiera mayor calidad”, comenta la doctora Galotto.
Actualmente lo están probando en hortalizas, uvas, paltas y kiwis, además de estar trabajando con la industria del salmón. También están explorando su aplicación en quesos y pan.
“Chile es muy rico en biodiversidad. Tenemos recursos naturales que a escala nano es muy probable que sean únicos y que entreguen propiedades impensables. Todo está por descubrir”, comenta Ignacio Brescia, uno de los fundadores de Santiago Labspace y miembro del directorio de Instituto de Investigación Austral.
Más fondos
Pero la nanotecnología ¿es un buen negocio? A pesar de que hay mucho de ensayo y error, el entusiasmo e iniciativas en Chile y el mundo hacen creer que sí. Por ejemplo, pronto veremos una nueva generación de televisores Q-led, que funcionan con nano partículas fluorescentes (o quantum dots), lo que significaría un negocio de miles de millones de dólares anuales en ventas.
Por otro lado, el grafeno es uno de los nuevos íconos en el área de la informática. Este material, cuyas aplicaciones se están dando a nivel nano, espera reemplazar al silicio. “Veremos nuevos materiales que serán más resistentes, duraderos y livianos, por ejemplo, en la construcción o bien, con fármacos más eficientes que serán dirigidos y menos invasivos. Es evidente que la nanotecnología será un buen negocio”, dice Jarpa.
No obstante, quienes están involucrados en esta industria, creen que aún faltan estímulos. “ Hace falta entender que los emprendimientos de base científica requieren muchos más recursos e infraestructura para ver la luz”, apunta Brescia de Santiago Labspace.
Fuente: Pulso
