Con más de 143 millones de votos ya emitidos, las elecciones en Estados Unidos de este 2020 alcanzaron niveles récord.
Joe Biden, por ejemplo, se convirtió en el candidato con la mayor cantidad de papeletas a su favor en la historia. Según el conteo de NBC, el ex vicepresidente alcanza hasta la madrugada de este viernes unos 73,7 millones de papeletas.
Quien sostenía ese título hasta ahora es alguien que el candidato demócrata conoce muy de cerca: su excompañero en la Casa Blanca, Barack Obama.
El exmandatario norteamericano logró conseguir más de 69,4 millones de papeletas en 2008, una diferencia de poco más de 4 millones de votos que no hará más que ampliarse, conforme avanza el conteo en los cinco estados aún pendientes: Arizona, Nevada, Georgia, Pennsylvania y Carolina del Norte.
Y aunque aún resta mucho para conocer a ciencia cierta cuál será la tasa de participación de este año, hay quienes vaticinan que esa cifra romperá todos los registros desde el siglo XX en adelante.
De acuerdo a la cadena NBC, se proyecta que el número de votos, al final del proceso, bordee los 159,8 millones, lo que representaría una tasa del 66,8%, la más alta desde 1900 (ver gráfico).
Según explicó David Lublin, profesor del Departamento de Gobierno de la American University, -durante una actividad organizada por los Centros de Prensa Extranjera del Departamento de Estado de EEUU, de la que participó BioBioChile- los números de este año pueden deberse a que “existen altos niveles de interés en la elección en sí misma” y por “el modo en el que se está desplegando”.
“Hemos estado viendo en los medios de comunicación a gente votar por varias semanas y eso -de algún modo- ha ido creando un mayor nivel de interés y una especie de interés en participar”, comenta.
De acuerdo al experto, esto se ha visto reflejado en la porción “increíblemente grande” de aquellas personas que votan por primera vez. Asimismo, apuntó que “la proporción de los jóvenes, quienes normalmente presentan la menor participación, están votando”.
“No se que porción de ellos habrá votado, pero va a ser mucho mayor que en la elección anterior”, sostuvo.
Una opinión similar es la del profesor de la University of Texas, Daron Shaw, quien también durante una actividad de los Centros de Prensa Extranjera del Departamento de Estado, manifestó que en esta elección un 80% de los norteamericanos dijeron estar muy o extremadamente interesados.
“Esa es una marca extraordinariamente alta. (…) Es muy alta históricamente, comparada a elecciones pasadas en los EEUU”, sostuvo.
Shaw, quien trabajó con los presidentes George W. Bush y Barack Obama, afirmó que existen dos tipos de variables que pueden afectar la participación: institucionales y psicológicas.
Dentro de las primeras, aparecen aquellas relativas a la inscripción, complejidad de la papeleta y frecuencia de las elecciones, mientras que dentro de las psicológicas se encuentran algunas como la eficiencia política (qué tan escuchada se siente la población a través del voto), interés en el proceso y partidismo.
“Los factores institucionales tienden a disminuir la participación en EEUU. Eso significa que tendemos a tener mayores requerimientos institucionales y complejidad institucional en nuestras elecciones. Y eso disminuye la participación” comentó.
Por el contrario, en las variables psicológicas, los estadounidenses tienen “un buen registro” y no representan una baja en la participación, apuntó.
Pese a las cifras históricas, la carrera presidencial se mantiene en suspenso. Según las proyecciones The Associated Press, Joe Biden mantiene el liderazgo por sobre Donald Trump, con 264 y 214 votos electorales respectivamente.
En dicho escenario, al candidato demócrata le resta sólo retener su liderazgo en Nevada o revertir la estrecha diferencia en Georgia o Pennsylvania para sacar a Donald Trump de la Casa Blanca.
En la vereda contraria, el actual mandatario debe asegurar la victoria en Georgia, Nevada, Carolina del Norte y Pennsylvania para poder obtener la reelección, tarea que conforme avanzan los minutos se hace cada vez más difícil y más polémica, dadas las últimas declaraciones del magnate inmobiliario en las que acusa -sin ninguna prueba- un fraude electoral en su contra.
Fuente: Biobío