Pasó lo que tenía que pasar y lo que temía el mercado. Ignorando totalmente las amenazas de Donald Trump, China contraatacó y anunció esta mañana que subirá aranceles a productos estadounidense por un valor de US$ 60.000 millones, la cual entrará en vigencia el próximo 1 de junio.
Se trata de una represalia a la entrada en vigencia de los nuevos aranceles que aplicó el viernes Washington a las importaciones chinas valoradas en unos US$ 300.000 millones.
“China nunca cederá a ninguna presión exterior. Tenemos la determinación y la capacidad de defender nuestros derechos e intereses legítimos”, afirmó este lunes Geng Shuang, un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín.
“Hemos dicho en repetidas ocasiones: el aumento de los derechos de aduana no resolverá ningún problema”, subrayó en una conferencia de prensa, en la que abogó por “un acuerdo en beneficio mutuo”.
Más temprano, el presidente de EEUU había advertido a Beijing que no adoptara represalias debido que “¡Eso solo empeorará las cosas!”.
La respuesta china no hace sino incrementar los temores del mercado. Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), la guerra comercial representa la mayor amenaza para la economía mundial.
La semana pasada las acciones mundiales medidas con el índice MSCI ACWI (emergentes y desarrollados) sufrió una caída de 2,62%, precisamente por el recrudecimiento del conflicto y por el estancamiento de las negociaciones.
El Ministerio de Finanzas de China dijo que Beijing espera, pese a la medida anunciada hoy, que las dos partes “puedan volver a sentarse a la mesa de negociaciones, trabajar juntos y encontrarse en un punto medio basándose en el respeto muto y la igualdad”.
Fuente: Pulso
