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Biblioteca Nacional: Patrimonio Cultural

agosto 20th, 2015 | by Mauricio Escalona
Biblioteca Nacional: Patrimonio Cultural
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Por: Nataly Lepe
Fotografías: Mauricio Escalona Photography     
 

No fue hasta 1925 que la Biblioteca Nacional llegó hasta su actual ubicación y contó con un edificio propio. Muchas veces los Santiaguinos pasamos por su lado sin apreciar la belleza arquitectónica que la llevó a ser considerada una de las 50 bibliotecas “más majestuosas en el mundo”.

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Como tal, la institución comenzó a funcionar en 1813 aunque se encontraba emplazada en una de las dependencias de la Universidad de San Felilpe, la que se ubicaba en los terrenos donde posteriormente se levantó el Teatro Municipal. Pero desde su traslado definitivo al edificio de Alameda 651 el tiempo parece que ha ido avanzando por su lado sin corromper el espíritu de sabiduría que guarda en su interior.

La Biblioteca Nacional representa a una de las primeras instituciones republicanas del país y como tal cuenta con una colección de más de un millón de libros, los que mantienen vivo el patrimonio cultural e histórico del país.

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Pero estos factores no son los que le valieron ser destacada como una de la 50 bibliotecas más majestuosas del mundo por el sitio Architecture & Design. Esa mención fue por la arquitectura y el diseño de interiores, que lamentablemente por la velocidad de nuestras vidas casi no nos detenemos a admirar.

Su diseño estuvo a cargo del arquitecto Gustavo García Postigo., el que se impuso a las propuestas de los franceses Emilio Jéquier y Emilio Doyère. Según explican desde la institución, “el plan original contemplaba áreas destinadas a tres de las más importantes instituciones de custodias de la cultura patria -la Biblioteca, el Archivo Nacional y el Museo Histórico Nacional-, pero diversas dificultades presupuestarias determinaron que finalmente el ala poniente no se construyera y que su lugar fuera poblado con jardines”.

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Por ello, los planes para trasladar estas tres instituciones a un espacio común empezaron a fraguar en el año 1912, con el estudio de distintos proyectos y terrenos donde emplazarlas. El sitio escogido por el Consejo de Obras Públicas fue la manzana que durante tres siglos habían ocupado las monjas Claras, terreno de 11.000 m2 que el Físco adquirió por $3.300.000 de esa época.

La demolición del convento dió paso a la construcción de este edificio el que se materializó en tres etapas. “Entre 1914 y 1927 se levantó la parte correspondiente a la Biblioteca Nacional y entre 1919 y 1939 la sección correspondiente al Museo Histórico, aunque este fue trasladado en 1982 al antiguo edificio de la Real Audiencia en la vereda norte de la Plaza de Armas de Santiago,  siendo ocupadas sus antiguas dependencias por el Archivo Nacional desde ese año. En 1963 se concluyó el ala norte, donde se ubican la Sala América y el Salón de Lectura Gabriela Mistral”, relatan desde la Biblioteca Nacional.

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La primera piedra de la construcción fue colocada el 24 de agosto de 1913, en un acto presidido por el Presidente de la República, Ramó Barros Luco, secundado por el Ministro de Instrucción Pública Fanor Paredes y el director de la Biblioteca Nacional, Carlos Silva Cruz. El edificio se inauguró oficialmente en 1924 y, desde el punto de vista constructivo, se destacó por el uso de columnas de doble altura en la fachada y cúpulas metálicas, a cargo de Cristián Gredig.

Llegada a la modernidad

En 2013 a 200 años de su inauguración la Biblioteca enfrentó un proceso de remodelación, para darle nuevos aires y poder seguir extendiendo su vida. La idea era expandir los espacios destinados a la conservación de archivos, los que de acuerdo con los estudios realizados por la institución necesitaban un fuerte aumento.

En esa fecha se pensaba que para albergar nuevas colecciones de libros en los próximos 20 años se necesitaban 14 mil m2 para depósitos. La biblioteca contaba sólo con 6.800 m2 para ese cometido.

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El plan Maestro fue liderado por el arquitecto Fernando Pérez, jefe del programa de doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos de la UC y experto en patrimonio.  El profesional estuvo a cargo además de los antiguos cimientos de la Catedral de Santiago.

Pero el espíritu de la biblioteca sigue intacto. Sus obras artísticas y ornamentales, que le valieron la mención, conservan la memoria de los artistas chilenos que las pensaron y ejecutaron.
Entre las obras más destacadas están las pinturas murales de Alfredo Helsby y Arturo Gordon , que decoran la rotonda del segundo piso del sector Alameda. También se conserva la obra en homenaje a Gabriela Mistral realizada por Gracia Barros que ambienta el Salón de Lectura que lleva su nombre, emplazado en el segundo piso del Sector Moneda. Además, a lo largo de las galerías y corredores del edificio es posible observar numerosos cuadros que retratan a los directores de la institución, así como a otros personajes históricos.

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Finalmente, la Biblioteca conserva valiosos objetos decorativos y patrimoniales que ennoblecen el edificio y realzan su labor cultural. Entre ellos destacan el mobiliario perteneciente a J. T. Medina, varias piezas de porcelana de Sèvres y la prensa en la que se acuñó La Aurora de Chile, el primer diario impreso en el país, elementos que conviven armónicamente con el diseño moderno y la tecnología de punta que se respira en espacios como el Salón Bicentenario o la Sala de Recursos Digitales.

Entre las 50 bibiliotecas destacadas por Architecture & Design, la Biblioteca Nacional ocupó el puesto Nº36. La selección fue hecha por el arquitecto Khyber Alikhail. Los 5 primeros lugares fueron para:

1. Biblioteca de Trinity College (Dublín, Irlanda)
2. Biblioteca Nacional de Praga (Praga, República Checa)
3. Biblioteca Real del Gabinete Portugés de Lectura (Río de Janeiro, Brasil)
4. Monasterio de San Florian (San Florian, Austria)
5. Biblioteca de Admond (Admond, Austria)

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