Equipos humanos se han enfrentado a Robot SAM en el Spec Mix Bricklayer 500, la Super Bowl del sector en Las Vegas.
En un lado, los albañiles más avezados de EE.UU., en el otro el Robot SAM (siglas que en inglés significan albañil semiautomatizado). ¿Quién de los dos es capaz de construir un muro con mayor rapidez? Pues por increíble que parezca la respuesta, al menos de momento, es: los humanos.
Lo han demostrado la casi treintena de equipos que han participado en una impactante competición en Las Vegas: el Spec Mix Bricklayer 500. Lo que viene a ser la Super Bowl de la industria de la construcción, en la que los mejores profesionales del ladrillo compiten y llegan a la final de Las Vegas para hacerse con el título de “mejor albañil del mundo”. Para demostrarlo tienen que construir, por parejas, una doble pared de ladrillo de casi 8 metros de ancho y lo más alto posible.
Para tener posibilidades de llegar a la final, tienen que poner una media de 9 a 10 ladrillos por minuto. A la hora, tal vez muevan más de 600 ladrillos. No solo es la cantidad, también la calidad. Deben estar correctamente colocados para un resultado, perfecto. Solo el mejor gana. En la edición de 2018, ese máximo reconocimiento ha recaído en David Chavez y Miguel Contreras, dos albañiles de Houston que lograron construir un muro de casi 700 ladrillos.
La falta de personal cualificado, un problema para el sector de la construcción en EEUU
SAM, el albañil semi automatizado que ha participado en la edición de 2018 se ha quedado muy lejos de la velocidad y calidad alcanzada por los humanos. Los albañiles, se jactan de haber ganado la batalla, pero su constructor Scott Peters, presidente de Construction Robotics, advierte: “Aunque ahora tal vez no son capaces de desarrollar las mismas habilidades que los humanos, no hay que descartar que sí puedan conseguirlo en próximas ediciones”.
No es el único que ve en los robots, una vía de escape para solventar el complicado reto al que se enfrenta en estos momentos el sector de la construcción de EEUU: la falta de personal. La Asociación Nacional de Constructores de Vivienda de Estados Unidos ya ha dado la voz de alarma. Incluso este año que la media de asistentes al Spec Mix Bricklayer 500 ha sido de alrededor de 28 años, la tendencia no invita al optimismo.
Cada robot cuesta 400.000 dólares
Por muy buenos que sean los albañiles, su productividad no ha mejorado en los últimos años. Sus herramientas son las mismas. Su capacidad de trabajo no llega para cubrir la demanda de construcción de viviendas que tienen en la actualidad Estados Unidos.
De momento, SAM y sus 11 hermanos (hay 11 robots construidos capaces de poner ladrillos) no son una alternativa. Cada uno de estos robots cuesta aproximadamente 400.000 dólares cada uno. Una cantidad imposible de afrontar para los pequeños promotores. Además, su independencia es escasa. Los robots albañiles no son capaces de hacer esquinas, ni de limpiar las juntas tras colocar los ladrillos, entre otras muchas tareas que hace un albañil humano.
En un lugar como Estados Unidos, capaz de organizar una Super Bowl para este sector, la calidad no es algo que pueda tomarse a broma. Formar a un albañil para que construya con la calidad que demandan los clientes es un proceso que puede llevar hasta tres años. En un momento de escasez de personal como el actual parece que será más fácil conseguir perfeccionar a SAM y sus congéneres al menos para que alcancen la capacidad suficiente como para ser unos buenos ayudantes y dejar que sean los albañiles humanos quienes den el toque final de calidad.
“Las máquinas nunca reemplazarán al humano”, ha declarado al New York Times,Jeff Buczkiewicz, presidente de la Mason Contractors Association of America, pero sí reconoció que pueden ser una ayuda que contribuya a relajar la tensión actual laboral actual.
Fuente: La Vanguardia
