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El secreto tras la resistencia sísmica de los edificios chilenos

septiembre 22nd, 2017 | by admin
El secreto tras la resistencia sísmica de los edificios chilenos
Nacional
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Muros estructurales, suelos más duros y nuevas tecnologías favorecen su estabilidad. Sin embargo, la ingeniería chilena todavía no aborda los efectos de los sismos intraplaca de gran magnitud, como el ocurrido el martes en la capital azteca. 

Chile ha soportado en los últimos siete años al menos tres terremotos superiores a los 8 grados de magnitud y muy pocas estructuras han colapsado. En cambio, el sismo 7,1 que afectó el martes a Ciudad de México produjo el colapso de decenas de edificios.

¿Significa eso que la ingeniería chilena es de mejor calidad que la mexicana? La respuesta no es tan sencilla, reconocen los especialistas. La ciudad azteca ya había sufrido un terremoto de magnitud mayor exactamente 32 años antes del actual e inmediatamente un día después de ocurrido, la autoridad local multiplicó por dos las fuerzas máximas que se debían considerar a la hora de construir, cuenta el ingeniero de la U. de Chile Rodolfo Saragoni.

De hecho, aunque el suelo de Ciudad de México es de menor calidad que el de Santiago, no ha sido impedimento para construir edificios modernos de gran altura, como la Torre Reforma, que con sus 246 metros es el más alto del país y soportó sin mayores problemas el último terremoto gracias a su construcción resistente a sismos.

Aunque las imágenes de edificios colapsados que han llegado a través de la televisión e internet son impresionantes, no es que toda la capital mexicana esté en el suelo. En principio, no son más de una cincuentena de edificios relativamente bajos -de menos de 20 pisos-, situados especialmente en la colonia Roma, un barrio de la zona centro sur de la ciudad, según explica Saragoni, a partir de datos entregados por el servicio de protección civil local. «La otra vez fallaron miles de edificios», compara.

De ahí que no descarta que gran parte de ellos hayan sido construcciones que resistieron el terremoto de 1985, por lo que habrían tenido un compromiso estructural previo.

Un elemento común en esas edificaciones es el tipo de construcción. «A diferencia de los edificios chilenos, no tienen muros estructurales, sino que están soportados por pilares o columnas. Por eso colapsaron en forma violenta», explica Saragoni.

Los muros estructurales, habituales en las construcciones nacionales de diferente altura, aguantan más un sismo y, si tienen daño, al menos es posible escapar, dice Rodolfo Cabezas, ingeniero civil de la U. San Sebastián. «En los edificios mexicanos soportados con pilares bastaba que uno o más se rompiera para que terminara en desplome», explica.

«Lo importante es trabajar con rigurosidad técnica y de construcción. Con ello las probabilidades de colapso de un edificio o pérdidas humanas son más bajas», opina Cabezas.

En Chile, a una estricta norma de construcción se ha sumado en los últimos años el desarrollo de tecnología de aislación sísmica que ha transformado a Santiago en la ciudad con más soluciones de este tipo por habitante. Las más eficaces (ver infografía) reducen hasta en 10 veces el efecto del terremoto en las estructuras.

 

De distinto tipo

«Antes de 2010 había 14 estructuras con este tipo de dispositivos en Santiago y hoy existen entre 100 y 120 proyectos, pero todavía se limitan a grandes edificios y estructuras de gran envergadura», detalla Ignacio Vial, ingeniero de la U. Católica y gerente de SIRVE, que desarrolla este tipo de soluciones.

A su juicio, la construcción en Chile es buena, pero no es la principal razón del porqué no ha habido mayores daños en las estructuras. «En los sismos que nos han tocado, la fuente o el epicentro no ha estado tan cerca de los edificios, por lo que la energía que libera el sismo se disipa antes en el suelo. Pero si tengo un terremoto no muy grande, pero está justo debajo del edificio, puede producir mucho daño», reconoce.

El sismo que sufrió Ciudad de México fue del tipo intraplaca, es decir, no ocurrió por el contacto de las placas oceánica y continental, sino que fue dentro de la segunda.

En Chile, la referencia más reciente de este tipo de terremoto corresponde al de 1939, que cobró entre 5 mil y 10 mil vidas. «Si aquí se quiere construir un edificio o puente nuevo y se revisa la norma, esta se basa en datos que surgen de terremotos de subducción. Este otro tipo de sismos tiene características de intensidad que lo hacen distinto», reconoce Christian Ledesma, ingeniero de la U. Católica.

 

 

 

Fuente: Economía y Negocios

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