Construir una casa con las propias manos y de manera colectiva genera una conectividad emocional con ella, según el arquitecto inglés Alastair Parvin, creador de un sistema de construcción de código abierto, disponible gratuitamente en internet.
Cuando en 2008 el inglés Alastair Parvin (33) estaba por graduarse de Arquitectura de la Universidad de Sheffield, se dio cuenta de una realidad que no le gustó para nada: los arquitectos diseñan viviendas y edificios para el 1% más rico de la población. Su rechazo a tal realidad lo llevó a plantearse el desafío de cómo democratizar el proceso y lograr que estos profesionales diseñen hogares para la gran mayoría de las personas.
Bajo ese concepto nació en 2014 WikiHouse, un sistema de construcción de código abierto, disponible para todos los internautas en forma gratuita. En su sitio web (www.wikihouse.cc), cualquier usuario puede descargar los planos de un modelo de casa junto con su manual de construcción, que guía paso a paso cómo armarla. Funciona tal como si se tratara de un mueble nuevo que se acompaña con las instrucciones de armado.
«¿Por qué depender de modelos centralizados de construcción de casas y edificios si existen otras formas más sustentables y accesibles para hacerlo? Esa es la promesa de la tecnología digital», explica a «El Mercurio» Alastair Parvin, quien estuvo hace unos días en nuestro país para participar en el encuentro de fabricación Fab13, invitado por la Fundación Vivienda.
Según el arquitecto, la construcción de este tipo de hogares, fabricados con madera terciada y una máquina de corte automático, es sencilla. «Solo necesitas tener un grupo de entre dos y cinco personas que te ayuden, las que no necesitan ningún tipo de experiencia. Entre dos días y una semana les toma armar la estructura de la casa, que es un buen refugio. Instalar otras cosas como los baños, por ejemplo, les puede tomar un poco más de tiempo».
Casa propia
El hecho de poder levantar una vivienda con las propias manos no solo significa una ventaja porque se ahorra dinero. También empodera a las personas, dice Parvin. Según explica, construir una casa con un grupo de vecinos o amigos es parte de un proceso significativo que ayuda a forjar lazos y construir una comunidad. Es una especie de minga, costumbre chilota en que vecinos se reúnen para trasladar una casa de lugar, pero en este caso los bueyes no son necesarios.
«WikiHouse nos aleja de esa idea industrializada de construcción, donde las personas no tienen idea de cómo funciona su vivienda, y si algo se rompe o no funciona, tienen que llamar a otro para que lo arregle. Ahora los habitantes no solo conocen bien su casa, sino que también tienen una conexión emocional con ella».
Parvin calcula que desde sus inicios hasta hoy ya se han construido cerca de 50 modelos de WikiHouse en distintas partes del mundo; entre ellas, Reino Unido, Nueva Zelandia, Francia y Estados Unidos. «Algunos las usan para vivir, otros como oficinas o talleres de artistas. Hay un colegio en Taiwán que construyó una como sala de lectura», cuenta.
Si bien por ahora solo hay un solo modelo de casa en el sitio web, el arquitecto asegura que vienen otros en camino. «Además, estamos trabajando en un algoritmo que permita ajustar las viviendas a las necesidades de las personas. Que el interesado pueda ingresar las dimensiones de la casa que quiere y el sistema genera automáticamente un nuevo modelo según ese tamaño, lo que permite mucha más flexibilidad», concluye Parvin.
Fuente: Economía y Negocios
tremendamente interesante lo que se plantea en este artículo , ne gustaría recibir más información al respecto.