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Un planeta impreso en 3D

abril 27th, 2017 | by admin
Un planeta impreso en 3D
Tecnología
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Visitamos la empresa china que quiere revolucionar la arquitectura con los edificios que imprime utilizando ‘tintas’ elaboradas con materiales reciclados.

“Donald Trump podría construir su muro de forma mucho más rápida, barata, y ecológica”. Ma Yihe ríe, pero no bromea. “Solo tendría que encargárnoslo a nosotros. Se ahorraría en torno al 40% del presupuesto y estaría listo en cuestión de meses”. Ma es fundador y presidente de Winsun New Materials, una empresa china que no esconde su enorme ambición. Imprimimos el futuro de la arquitectura, dice su eslogan. Y no parece un farol: en 2008 se convirtió en la primera compañía que utilizó una impresora 3D para construir un edificio y, desde entonces, sus proyectos han ido ganando envergadura.

El año pasado, Winsun logró imprimir un bloque de viviendas de cinco plantas en un mes, una mansión de corte europeo en tres días, y varias casas tradicionales chinas con patio interior en dos jornadas. “En un principio, los arquitectos no querían trabajar con nosotros, así que la primera generación de edificios la diseñé yo y era extremadamente fea. Pero ahora hemos logrado imprimir nuevos materiales de revestimiento que permiten dar a los edificios la apariencia de los tradicionales, y son tan evidentes los avances que propicia nuestra tecnología que ya trabajamos con diferentes empresas de diseño”, apunta Ma.

Así, hace poco ha logrado vender 17 futuristas módulos de oficinas al Gobierno de Dubai, “al que le gustaría que en el futuro una cuarta parte de sus instalaciones estén impresas en 3D”, y la empresa está inmersa ahora en un proyecto que volverá a proporcionarle fama mundial: se encargará de los pilares y de los asientos de Hyperloop, el proyecto de transporte de alta velocidad de Elon Musk. “El sector de la construcción es muy tradicional y ha cambiado poco en el último siglo. No ha innovado mucho, es extremadamente opaco, y se ha convertido en un nido de corrupción. Nuestro objetivo es revolucionarlo en todos los sentidos”, explica.

El elemento sobre el que pivota la estrategia de Winsun es una gigantesca impresora 3D que tiene 150 metros de largo, diez de ancho, y 6,6 de alto. Se esconde en un enorme pabellón que también ha sido imprimido y que está situado en el Parque Tecnológico de Suzhou, a unos 90 kilómetros de Shanghái. Nadie puede fotografiarla. Muchos de los empleados del departamento de Administración ni siquiera la han visto, y los cien trabajadores que operan la máquina tienen que franquear estrictos controles de seguridad para acceder a ella. “Tenemos 129 patentes internacionales y, evidentemente, nos preocupa que se pueda copiar la tecnología”, explica Ma.

La impresora, que se programa con planos tradicionales o en base a modelos en 3D, es capaz de crear un edificio de mil metros cuadrados en un solo día. Las ventajas que proporciona las detalla el presidente de la compañía: “En primer lugar, este modelo es respetuoso con el medio ambiente. Porque utilizamos como ‘tinta’ solo materiales reciclados. Escombros que son cuidadosamente seleccionados y con los que creamos nuevos materiales que resultan incluso más sólidos que los tradicionales. Tenemos yeso reforzado con fibra de vidrio, cementos especiales -trabajan con el gigante metalúrgico Baosteel en el reciclaje de metales para el refuerzo del cemento-, y plástico reforzado con fibra. Además, hemos creado lo que llamamos ‘piedra mágica loca’ que nos permite ofrecer infinidad de materiales de revestimiento con mejores propiedades que la piedra natural”.

Por otro lado, Ma también hace hincapié en el hecho de que la construcción es más rápida y mucho más limpia. “Todos los elementos se fabrican en nuestras instalaciones, lo cual reduce la contaminación que provocan las obras en las ciudades. El polvo se reduce de forma drástica, y apenas hay ruido. Además, la forma en la que se imprimen las paredes permite la adopción de técnicas avanzadas de aislamiento que proporcionan una gran eficiencia energética, una de las principales deficiencias de las construcciones chinas”. Por si fuese poco, Ma asegura que el costo puede ser hasta un 50% más económico que el de la arquitectura tradicional, con la ventaja añadida de que la factura es muy transparente y no esconde sobresaltos. Finalmente, el tiempo de construcción se reduce hasta en un 70%, y el control de calidad es mucho más exhaustivo.

En los alrededores de la fábrica de Suzhou, Winsun muestra algunos de sus prototipos para certificar que no vende humo. Y la progresión de la empresa es incuestionable. Los primeros edificios, de corte tradicional chino, resultan bastos a la vista. Las paredes son como una capa de crepes en la que se ve claramente cada pasada de la impresora. Los interiores, sin embargo, se distinguen muy poco de los tradicionales. Son amplias y cómodas estancias que han sido decoradas utilizando de forma inteligente los elementos del 3D aquí y allá. Por si fuese poco, muchos de los muebles también han sido imprimidos en la fábrica, y ahí sí que no se nota el truco. Además, mientras fuera hace frío, se percibe que el aislamiento es adecuado porque la temperatura interior es más agradable a pesar de que los prototipos no están equipados con calefacción.

Más impactantes son los edificios de gran tamaño. Uno de cinco plantas -con una extra en el subsuelo- es el más alto jamás construido con una impresora 3D y podría pasar perfectamente por una construcción cualquiera. Hay que acercarse mucho a lo que parece una pared de ladrillo para descubrir que, en realidad, se trata de una plancha de ‘piedra mágica loca’ atornillada a la pared. Varios empleados ya habitan los dos primeros pisos, y aseguran que no hay diferencia con sus casas.

A pesar de ello, Ma reconoce que está encontrando fuerte resistencia a la hora de lograr que la industria acepte los cambios que propone. “Tenemos ya 15 años de historia, pero solo el año pasado conseguimos ser rentables”, afirma. “En el extranjero notamos que hay mucho más interés por la innovación, mientras que en China cuesta conseguir proyectos”. A pesar de ello, Winsun ya trabaja junto a la promotora Jiayuan para levantar dos nuevas urbanizaciones a las afueras de Shanghái. Hasta que ese tipo de pedidos crezca, gran parte de sus ingresos proceden de la impresión de infraestructuras públicas: desde váteres, hasta paradas de autobús, pasando por todo tipo de canalizaciones subterráneas y tanques de agua.

 

 

 

Fuente: El País

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