breaking news

Europa busca el camino hacia jornadas más cortas y flexibles

abril 17th, 2017 | by Mauricio Escalona
Europa busca el camino hacia jornadas más cortas y flexibles
Internacional
0

En Suecia y Alemania se reproducen las iniciativas en búsqueda del anhelado balance entre trabajo y vida privada.

“No hay tiempo para perder”. Así suelen describir sus jornadas los extranjeros que trabajan en empresas alemanas con colegas alemanes. Si bien la jornada laboral legal es de hasta 40 horas semanales, en muchas industrias, las horas diarias de trabajo se reducen a 5,5. En contraste, sitios dirigidos a profesionales extranjeros que piensan migrar a Chile coinciden en destacar las largas jornadas laborales, que no se traducen en mayor productividad por la tendencia local de dejar todo para el último minuto.

La OCDE también recoge este fenómeno. Según las últimas cifras disponibles (2015), los chilenos tienen la cuarta jornada laboral más extensa del mundo (1.988 horas al año) y la segunda menos productiva (con un PIB de US$23,05 por hora). Los alemanes, por contraste, son los que trabajan menos entre sus pares de la OCDE (1.371 horas), pero su PIB por hora trabajada es de US$59, lo que los ubica entre los diez más productivos del bloque.

En un reciente análisis, publicado por Le Monde en enero, el economista Thomas Piketty destacaba la trayectoria a la baja en las horas trabajadas en Francia y Alemania y su relación con el aumento de productividad de ambos países, en comparación con Estados Unidos y Gran Bretaña, donde las jornadas no han variado en gran medida desde los 70’s. “Parece claro que uno de los beneficios de aumentar la productividad, en el largo plazo, es facilitar el tener más tiempo libre para la vida familiar y privada, y actividades culturales y recreacionales”, sostiene.

De hecho, John Maynard Keynes predijo que el desarrollo tecnológico nos conduciría a una sociedad con más tiempo libre. Su pronóstico es que para 2030 la jornada laboral sería de apenas 15 horas semanales. A trece años de ese deadline, el debate sobre la extensión de la jornada laboral es uno de los más recurrentes, especialmente en las economías desarrolladas.

Como suele suceder con temas relacionados al bienestar social, los expertos buscan respuestas un uno de los países nórdicos, donde gobiernos locales y empresas privadas han comenzado a experimentar con jornadas laborales más cortas. Las condiciones son las mismas: reducir la jornada laboral de ocho a seis horas diarias, pero manteniendo el salario recibido. El primer proyecto fue impulsado por el partido “La Izquierda”, en el gobierno de Gotemburgo. Desde febrero 2015 hasta diciembre 2016, las enfermeras del hogar de ancianos Svartedalen recibieron el beneficio de una reducción de su jornada, sin afectar sus salarios. Tras ese período, las enfermeras reportaron sentirse más a gusto en sus trabajos, mejor de salud y con mejor disposición hacia sus pacientes. Con estos argumentos a favor, otros gobiernos locales, como el Sundsvall, e instituciones sociales como el hospital universitario Sahlgrenska, en Gotemburgo, implementaron proyectos similares.

El argumento es simple: trabajadores más satisfechos aumentan a largo plazo el desempeño de la empresa, y cualquier perdida inicial en productividad sería compensada con lo que se ahorra en ausencia laboral y las licencias médicas. Pero en algunos casos, como el hogar de ancianos de Sjöjungfrun, en Umea, las ausencias por enfermedad entre las enfermeras aumentaron de 8% a 9,3% en el año que duró el experimento. En el caso de Svartedalen las licencias y la ausencia laboral se redujeron, pero no lo suficiente como para compensar el costo de contratar a 17 nuevas enfermeras, para completar los turnos, a un costo de casi 2 millones de euros. Esta fue la principal razón por la que se puso fin al proyecto, tras 18 meses. “Los resultados no son suficientes, en comparación al costo. La ciudad emplea a 50.000 personas, y no nos podemos dar el lujo de financiar turnos más cortos”, afirma Maria Ryden, una ex enfermera, hoy miembro del consejo regional de Gotemburgo por el Partido Moderado.

Pero si los experimentos en instituciones públicas han sido hasta cierto punto contradictorios, en el sector privado se reportan cada vez más iniciativas similares, especialmente en áreas como la publicidad y tecnología. Una de ellas es la de la empresa de aplicaciones Filimundus, que trabaja en jornadas de seis horas diarias desde hace dos años. El gerente general de la firma, Linus Feldt, explica que la idea fue de reducir la presencia en la oficina, a cambio de una jornada más corta, pero concentrada en el trabajo. “No hemos perdido dos horas de producción, sino el tiempo que nuestros trabajadores gastaban en otras actividades”, explica Feldt, quien pide a sus empleados evitar distracciones, como revisar su Facebook en el trabajo.

El economista Roland Paulsen, de la Universidad de Lund, cree que la atención mundial que han recibido las iniciativas en Suecia muestra la necesidad de buscar formas de trabajo más flexibles, especialmente considerando en que la vida laboral se extenderá cada vez más, para poder financiar las pensiones.

Incluso en Alemania, con a menor cantidad de horas promedio trabajadas de la OCDE, han surgido recientemente propuestas para cortar aún más la jornada. Desde el año pasado se discute abiertamente de la semana laboral de cuatro días. El director del Instituto para el Estudio del Trabajo (IZA), Hilmar Schneider, se opone a una reducción artificial de las jornadas, pues podría crear problemas y elevar los costos en diversas industrias. Según Schneider, los trabajadores con jornadas más cortas tienden a buscar un segundo trabajo, para completar sus ingresos. A su vez, las empresas se enfrentan a mayores gastos, ante la necesidad de aumentar y capacitar más personal, aunque la producción es la misma.

La mayoría de iniciativas se concentran en empresas de publicidad, asesorías y tecnología ya reportan haber implementado esta política. En Media Event Services, con sede en Wetzlar, ofrecen la opción a sus trabajadores desde hace un par de años, eso sí, implica un recorte de sueldo (-20%). En el banco online Comdirect, se ofrece a los empleados varios modelos de jornada laboral a los que pueden acogerse, incluyendo la opción de una importante proporción de tareas desde home office. En Dresden, la agencia de comunicaciones Frische Fische, la norma es la flexibilidad. Lo importante es cumplir 40 horas semanales, pueden ser en cuatro días o en cinco, y los empleados tienen la opción de decidir el inicio y fin de sus jornadas, siempre de previo acuerdo con la gerencia.

Las grandes empresas de manufacturas también aplican un sistema de flexibilidad, a través de las “cuentas de tiempo”, en las que quedan registradas las horas extra o ausencias de los trabajadores. Tales cuentas ayudan a financiar períodos como sabáticos o recortes de jornada debido a épocas con menor producción. Un 53% de los trabajadores alemanes, especialmente en el sector manufacturero, tienen este tipo de cuentas.

Las iniciativas de flexibilidad laboral no son experimentos aislados en Alemania. Un estudio publicado el mes pasado por IZA/XING reveló que un 21% de los trabajadores no tiene un horario fijo, un 32% aplica alguna fórmula flexible o home office, y un 60% puede determinar su ritmo y flujo de tareas. En Chile, nada de esto sería posible hoy en día. No solo la extensión de la jornada laboral está regulada, sino también su distribución (no puede exceder de 45 horas semanales; éstas deben distribuirse en no menos de cinco ni en más de seis días, y no puede exceder de 10 horas diarias).

Todo lo contrario, a lo que apunta la tendencia en Europa. “Los trabajadores con más flexibilidad, responsabilidad y autonomía están, en promedio, más satisfechos con sus trabajos”, destaca Schneider. Sin embargo, agrega que esto no se puede dar por sentado, pues hay quienes prefieren tener menos responsabilidad y autonomía. De ahí que, sostiene, en el futuro la flexibilidad laboral no tendrá que ver sólo con horarios, sino que las empresas deberán ajustar el perfil de sus puestos, en duración y exigencias, cada vez más a las necesidades de sus trabajadores.

Fuente: Pulso

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *