Rodrigo Gana vive en Miami donde hace asesorías a inversionistas inmobiliarios. Serviu descartó mantener deudas pendientes con Fernández Wood.
Las cosas para Rodrigo Gana Ansaldo, ex gerente general corporativo de Fernández Wood, no han sido fáciles tras su salida de la empresa en agosto de 2015.
El ex ejecutivo, que es sindicado como uno de los responsables de la recién iniciada liquidación de la compañía del rubro inmobiliario por deudas ascendentes a más de $ 22 mil millones, fue acusado por la actual administración de mentir sistemáticamente, presentar resultados financieros adulterados al directorio de la empresa y excederse de sus atribuciones, entre otras cosas, dando paso con ello a otros procesos legales en la Fiscalia Local de Las Condes y en el 4to Juzgado Civil de Garantía de Santiago.
Radicado en Miami, tras su salida de la empresa, sus cercanos relatan otra historia que desliga, en parte, al ingeniero comercial de las responsabilidades del caso.
Las fuentes cuentan que tras las informaciones dadas a conocer ayer por la prensa, Gana habría calificado como “falsas y dolorosas” las acusaciones de los actuales directores de la empresa, liderados por Bernardo Domínguez, atribuyéndolas a una estrategia legal de los principales accionistas, Vicente Aresti y los hijos de Juan Eduardo Errázuriz, para blindarse de los acreedores.
Dentro de ello, explicaron, dicha estrategia buscaría culpar y demandar a los antiguos ejecutivos, entre los cuales también se encontrarían el ex gerente de Administración y Finanzas de FW, Julio Abud y la ex gerente general de la filial constructora, Mariana Concha.
“Él no trabajaba en la constructora, que fue la del problema. Esa empresa tenía su propio gerente general y estaba auditoda por PwC. Si ese gerente no se dio cuenta del problema, es obvio que él (Gana) tampoco lo haría”, señaló uno de los consultados.
En ese sentido, indicaron, que otro de los comentarios de Gana apuntarían a que Domínguez habría realizado una mala gestión como gerente general corporativo de FW en 2016, dado a que no tenía experiencia en el sector inmobiliario. Así, los malos resultados de 2016 habrían gatillado el cierre de las líneas de crédito por parte de los bancos, la partida de socios de proyectos y de otros ejecutivos claves y el hecho de que uno de los socios principales se negara a seguir aportando, lo que finalmente habría detonado la quiebra.
En otro plano, las fuentes afirman que Gana renunció a la compañía para radicarse en Estados Unidos con la finalidad de tratar una enfermedad de su hijo mayor, que nació en ese país y tiene beneficios en salud mayores a los que podía entregarle el sistema chileno.
Asimismo, relatan que el problema que atravesó con FW “lo dejó en la calle económicamente”, ya que perdió todas sus acciones en la empresa y un trabajo de más de 10 años. “Se da a entender que él se habría beneficiado con esto, pero perdió todo su patrimonio, no cobró bonos ni indemnización”, agregan.
Actualmente Gana realiza asesorías a inversionistas inmobiliarios y según las fuentes aún no habría preparado una estretegia legal frente al tema, ya que el caso lo habría tomado por sorpresa.
Cabe recordar que el nuevo directorio encargó una investigación interna que concluyó que las ganancias estimadas inicialmente en $ 2.300 millones para 2015 correspondían a pérdidas consolidadas por $ 15.023 millones, mientras que las utlidades de $ 1.483 millones reportadas en 2014, se tradujeron en pérdidas por $ 5.377 millones.
Fuente: La Tercera
