“Lo que está ocurriendo es increíble”, afirmó Carol Schatz, presidenta del Downtown Center Business Improvement District.
Para encontrar un tiempo de mayor construcción uno debería volver a los años 1920, cuando se erigieron muchos de los edificios históricos más famosos del centro, entre ellos majestuosas salas de cine, el Biltmore Hotel y el Ayuntamiento. Entre 1920 y 1929 se construyeron en total 155 proyectos de al menos 50,000 pies cuadrados, según CoStar.
Que la ola de construcción en curso sea comparable a una época en que el centro de la ciudad era el corazón indiscutible de una urbe de crecimiento vertiginoso es un ejemplo llamativo de la transformación del área en las últimas dos décadas, que dejó de ser una zona adormilada y hasta peligrosa para convertirse en un área llena de lofts, restaurantes y galerías de arte.
La cantidad de edificios es asombrosa y, a diferencia de la expansión de dos décadas que se observó en los años 1970 y 1980 -que en gran medida consistió en torres de oficinas corporativas en Bunker Hill-, la construcción actual es variada y más generalizada.
En el llamado Arts District se construye un complejo comercial, y dos torres idénticas con 24 pisos de departamentos se levantan en Spring Street, en el centro histórico. Además, un gran proyecto de uso mixto junto a Pershing Square está en desarrollo.
Pero el epicentro, sin duda, es el barrio South Park. Y al igual que en los años 1980 -cuando la inversión japonesa inundó la zona- los dólares extranjeros juegan allí un papel importante. Desde 2014 hasta este verano, los desarrolladores chinos estuvieron involucrados en al menos siete de 18 compras de tierra en el centro, valuadas en más de $19 millones de dólares, según la firma de bienes raíces Transwestern.
Además de Metrópolis, de Greenland Group, de Shanghái, otro proyecto especial de una constructora china en South Park es el Oceanwide Plaza, valuado en $1,000 millones, que construye Oceanwide Holdings, con sede en Beijing, frente al Staples Center.
La urbanización, prevista para 2019, incluirá 504 condominios y 184 habitaciones, repartidas en tres torres. También tendrá 166,000 pies cuadrados de tiendas y restaurantes, y una enorme pantalla LED que envuelve el lado oeste del proyecto, con vistas a la calle Figueroa.
“El poder de atracción de este lugar es tremendo. Estamos en el corazón del distrito de entretenimiento y deportes”, señaló Thomas Feng, director ejecutivo de la filial estadounidense de Oceanwide, quien cuenta con millones de personas que asisten a juegos y conciertos en el Staples Center y a eventos en el Centro de Convenciones.
Pero Oceanwide tendrá competencia. Justo al otro lado de la calle, Jamison Services Inc. y Hankey Investment Co., dos compañías de Los Ángeles, se unieron para construir Circa, dos torres de 35 pisos, con 648 departamentos de lujo y 48,000 pies cuadrados de tiendas. Sumado a ello, el mes pasado, la firma china City Century presentó una solicitud a la ciudad para construir tres torres residenciales frente al L.A. Live.
Los proyectos en curso están poniendo a miles de personas a trabajar en la industria de la construcción, diezmada cuando la burbuja de la vivienda explotó en la década pasada. Ron Miller, secretario ejecutivo del Consejo de Construcción de los condados de Los Ángeles y Orange, estimó que solamente en Metrópolis y Wilshire Grand hay aproximadamente 2,800 trabajadores sindicalizados de la construcción. “Estos son buenos empleos de clase media, con un promedio de $60,000 o $65,000 al año”, afirmó.
El auge actual se remonta a 1999, señalaron los expertos del centro. Fue entonces cuando se inauguró el Staples Center y la ordenanza de reutilización adaptativa de la ciudad entró en vigor, facilitando a los desarrolladores la reconstrucción de edificios de oficina viejos y vacíos para convertirlos en residencias.
La gente se mudó a esos vecindarios considerados como decadentes, y los bares y restaurantes prontamente surgieron allí para atenderlos. La inversión ya no se limitó exclusivamente a torres de oficinas en Bunker Hill, lo cual dejaba el centro de la ciudad como una zona fantasma después de las 5 p.m. En la última década, 59 grandes proyectos fueron terminados y los desarrolladores crearon planes para edificios aún más grandes.
Aunque la Gran Recesión los marginó y amenazó con detener la revitalización de la zona, los nuevos residentes seguían mudándose al área, atraídos en parte por las rentas económicas de los condominios que habían sido construidos originalmente para vender.
Cuando la economía comenzó a recuperarse, el centro, como en otras ciudades del país, estuvo dispuesto a beneficiarse de una tendencia acelerada hacia la vida urbana por parte de los jóvenes profesionales. “Los inversionistas y desarrolladores dijeron: ‘Esta es una gran ciudad y no hay muchos nuevos productos aquí; parece que hay un pequeño nicho y una oportunidad real’”, señaló Chris Casey, director general de mercados de capital para JLL.
Eso fue exactamente lo que Carmel Partners vio. En 2012, la compañía con sede en San Francisco compró un sitio para desarrollo en 8th Street y Grand Avenue, creyendo que el centro de la ciudad estaba en un “punto de inflexión” y que se convertiría en un destino 24/7”, afirmó dan Garibaldi, socio gerente de Carmel. A fines de 2015, la firma abrió Eighth & Grand, un edificio de 700 unidades de departamento, con un Whole Foods en la planta baja, en la cual un estudio se consigue a partir de los $2,300.
Otros quieren entrar en la acción también. En total, más de 7,000 unidades de alquiler se encuentran en construcción, según la firma de bienes raíces Transwestern.
Sin embargo, el inminente exceso de departamentos -además de otros desarrollos- está desatando cada vez más preguntas sobre cuánto tiempo más durará este auge. Los propietarios de nuevos edificios de departamentos ofrecen incentivos para firmar un contrato de arrendamiento. Eso incluye a Carmel Partners, que brinda hasta ocho semanas de alquiler gratuito para atraer a nuevos inquilinos a Eighth & Grand.
Como resultado, los prestamistas e inversionistas están cautos sobre los proyectos que financiarán, un retroceso que también ocurre en otros mercados clave del país, como Nueva York y San Francisco.
“Creo que todo el mundo está más selectivo”, sostuvo Casey, de JLL, al señalar que los inversionistas están esperando ver cómo se alquilan los nuevos proyectos.
Garibaldi, de Carmel Partners, describió la superabundancia de proyectos como un freno temporal en el crecimiento de las rentas que se evaporará, y señaló que la empresa no se retirará del centro. La firma está a punto de terminar una torre de 33 pisos y busca más sitios de desarrollo cercanos. “Somos firmes creyentes en el centro de la ciudad. Ahora más que nunca”, remarcó.